Acabo de comprar un iPhone. Pagué el mismo precio que cualquier otra persona: 299 dólares por la versión de 32 gigabytes más impuestos. Como cualquier otra persona, tuve que suscribirme a la red de AT&T, al menos durante un par de meses. Ya veremos si cambiamos de red telefónica más adelante.
VoiceOver, el lector de pantalla que se incluye gratis en todos los ordenadores Apple desde 2005, está integrado en el iPhone 3G S. No hay que comprar ni instalar nada más.
Todo lo que necesito es el iPhone 3G S, iTunes 8.2 o posterior y un Mac o PC. Puedo activar mi iPhone y activar VoiceOver sin ayuda visual usando iTunes con un lector de pantalla compatible como System Access to Go gratuito en un PC o VoiceOver incluido en el Mac. Cuando activo el iPhone mediante iTunes, puedo habilitar VoiceOver en el iPhone para empezar a usarlo de inmediato.
En otras palabras, se trata de un producto de consumo de gran demanda desarrollado por una empresa generalista que es accesible nada más sacarlo de la caja.
¿Dónde están los demás?
Este teléfono no sólo habla, sino que habla 21 idiomas: tres dialectos del chino, dos del portugués, dos del español, ruso, noruego, japonés, coreano, alemán, neerlandés, italiano, polaco, sueco, dos del francés, finés, inglés de la Reina y el viejo inglés americano. Dispone de reconocimiento de voz para marcar, seleccionar música de la lista de canciones y controlar el iPhone. Entiende 21 idiomas diferentes. El iPhone es accesible en todo el mundo.
¿Dónde están los demás?
No quiero detallar todas las características, funciones y ventajas. No intento vender iPhones, aunque creo que todas las personas ciegas del mundo deberían celebrar tener la opción de poseer uno.
Sólo quiero señalar que esto es el futuro. Un producto cotidiano, superdivertido y accesible desde el primer momento.
¿Por qué Apple es el primero?
En mi opinión, Apple está aquí, no porque sean altruistas ni porque teman ser demandados. Está aquí porque entiende a los consumidores. Saben que la gente quiere funciones y diversión. A la gente no le importa cómo funciona algo. Sólo quieren que funcione y que sea fácil. La accesibilidad es fácil. Es más fácil que no ser accesible. Esto es algo que Steve Jobs siempre ha entendido y ha creado una cultura en Apple que lo vive.
Apple podría haber descartado fácilmente la idea de que las personas ciegas estarían interesadas en utilizar un dispositivo con una interfaz de pantalla táctil que es intrínsecamente visual. La empresa podría haber seguido desarrollando sus productos sin pensar en la accesibilidad y dejar que los fabricantes de TA los hicieran accesibles a posteriori.
En lugar de eso, Apple ha dado a los consumidores, tanto ciegos como videntes, la posibilidad de utilizar sus dispositivos de la manera que elijan: con la voz, el tacto o la vista. Apple ha adoptado la idea del diseño universal. Apple entiende que la accesibilidad debe ir mucho más allá del desarrollo de soluciones personalizadas que, de boquilla, defienden la idea de la accesibilidad, pero que desvirtúan la experiencia de uso de la que disfrutan todos los demás. Para Apple, la accesibilidad no consiste en atender a un determinado segmento del mercado. Se trata más bien de garantizar que los productos puedan ser utilizados por un grupo diverso de personas en una gran variedad de situaciones.
Este enfoque de la accesibilidad beneficia a todos. Beneficia a la persona vidente que quiere navegar por su biblioteca de Itunes en busca de grandes contenidos sin apartar los ojos de la carretera. Beneficia a la persona que tiene las manos demasiado ocupadas para marcar, pero que puede hacer una llamada telefónica utilizando su voz, independientemente del idioma que hable. Y beneficia a la persona ciega que quiere disfrutar de todas las increíbles funciones de productividad y estilo de vida digital que han hecho tan popular al iPhone. Así que, mientras espero a tener en mis manos un dispositivo elegante, con estilo, repleto de funciones, relativamente barato y que resulta ser totalmente accesible nada más sacarlo de la caja, seguiré haciéndome la pregunta: ¿dónde están todos los demás?
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